Damisela Carta de José Martí a Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra del 26 de Febrero de 1895.

Carta de José Martí a Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra. Bandera de Cuba.

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José Martí
Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra
Cartas de José Martí



[Montecristi] 26 de Febrero [1895]


Gonzalo y Benjamín:


Les escribo a la vez si he de alcanzar el vapor de hoy, q. ya les lleva mi carta -pálida e inútil- de hace unos tres días. Hoy recibimos el cablegrama de Vds., en que no puedo leer más que estas palabras, que aun resplandecen ante mí: "revolución en Occidente y en Oriente". Empezamos, pues: ahora a ayudar y rematar la obra. Acá, se está en lo que se debe. Abracémonos en el dintel, y querámonos ahora más que nunca. Lo hemos hecho, y aun me parece sueño. Recio, pues, y sin noche, sobre las mismas líneas: caridad, energía y vigilancia. A lo concreto, de hoy, que el tiempo pasa: ya respondo por cable a las consultas de Vds.: en lo de Maceo, como verán por las cartas adjuntas, consecuencias rectas de mis temores y previsiones, pudiendo hacer Flor lo que Maceo no puede hacer, lo entrego a Flor, a que lo haga, y lo dé hecho a Maceo. Tal vez, -si Benjamín o Vd. no recuerdan bien los cablegramas de Maceo y alguna conversación mía, -les sea confusa aquella parte de mi cablegrama de hoy en q. digo: "assuageing cancerous rely if assignment muddle grand topple curb hussy forwardly", esto es, "arranging cable answer if arms must go to custom house friend". Este amigo, sépanlo por si reciben la respuesta por cable de Flor, es julio Lassús, cubano empleado con puesto principal en la Aduana de Puerto Limón, a quien, sin compromiso, en tres cajas a lo más pueden ir 25 equipos iguales a los pedidos pª por acá. Por el cablegrama imposible entenderá Flor que va el dinero, y se pondrá al trabajo. El comisionado es indispensable, pª salvar el dinero, y lo q. él significa. Eso está, pues. Y ahora ¿todo lo de allá? Supongo, ansioso, que las armas estarán en poder de Vds., y, caso de q. no, de lo P° que no tenga inmediato empleo paguen a Borden los $1,000 q. pide, y en conciencia le debemos, o lo menos con q. por ahora él se satisfaga. Le escribo unas líneas. Cubiertos por el instante los gastos presentes, sólo otro de momento se podría presentar, que teniendo las armas, y viendo modo de llevarlas en una goleta propia y pequeña a un cayo cercano, tomase allí de una picada los 20 o 25 hombres útiles que pueden ir con Serafín. Tomás Collazo pudiera ir de capitán, si es ciudadano americano -Collazo entra a decirme que no lo es, -y pienso q. acaso no necesite la ciudadanía p° serlo: los detalles Vds. los versan. Una goleta de no más de $1,500 o $2,000 puede sin peligro hacer este viaje, y con más seguridad de éxito que otra mayor. Charlie Hernández es indispensable en ese servicio. Esta es la única forma en que se podría prestar el servicio del Cayo; pero ni entrar en él debemos sin anuncio mío previo: baste a Serafín q. pensemos ya en él, si en todo es preciso sigilo, en el Cayo, y con ellos, sólo deben saberlo, el mismo Serafín, cuando el bote de la goleta vaya a buscarlos, -o un mensajero a decirle que la goleta está al llegar adonde diga Charlie -y allí, como quienes van a pescar, la abordan. Pero lo que haya para eso, váyase juntando: estúdienlo, y téngalo compuesto, pero aguarden aviso. En tanto ¿qué les tengo yo que decir? Todo sucede como lo teníamos previsto, y me conmueve, y llena de respeto, ese sacrificio y unanimidad. Todo ha de continuar con esa alma, enérgica y pura. Ya Cuba está encendida. De acá, se hace lo que se debe. El corazón de afuera, Vds. lo conocen, que lo han ayudado a hacer. Dejaremos organizado el servicio amplio -y continuo de socorros -de recursos de guerra, y no de hombres innecesarios; irá a ver a Vds., pª esto un hombre del mayor valer: el sacará y hará llegar a Vds., a energía continua, a corazonada incesante con nuestros diversos centros, a demanda oportuna en cuanto nuestra llegada acabe de cerrar las bocas y corte las retiradas de una que otra bolsa egoísta, alleguen, para socorros inmediatos de guerra, y el único gasto imperativo y pequeño de su distribución cuanto de todas partes, y por el día de trabajo mensual en que insistiré y quedará establecido de seguro se vaya recaudando. Nuestra independencia en solicitar, y el resultado visible de lo hecho sin pedir, hará mayores ahora, después del suceso, y lo q. ha de seguir, las contribuciones de reserva. Ya les hablaré despues sobre las menudencias: manifiesto a América, cartas a notables, organización menuda, y a muchas fuentes, del recurso continuo, poco de muchos, que es la base de la hacienda. Eso queda hecho. Lo de hoy, pues, es la moderación en la primera victoria, -el olvido sincero de toda provocación o diferencia, sin entregar por eso la casa, so capa de amistad repentina; a los que muy pronto, en cuanto no se les colmase el interés, procurarían echarla abajo, decir, día sobre día, que la guerra es para que españoles y cubanos puedan gozar de la tierra ordenada en paz, y que la revolución, generosa y serena, jamás tratará como enemigo, en el cubano de hoy, al autonomista de ayer,- abrir, sin apresuramiento pernicioso e innecesario, las fuentes de recursos que en seguida hallarán empleo, y, muy principalmente, mantener reunidas a las emigraciones, a comunicación continua, valiéndose de cada ocasión, en la misma alma una, democrática sin lisonja, en que hemos juntado a ricos y a pobres, y que se ha de oponer, y se opondrá de sí misma, si no pierde la fe en nuestro cariño, a los que quieran negociarla o perturbarla. Ya Vds. lo habrán hecho allá, a la santa noticia: se habrán erguido en New York, habrán ido a Filadelfia, se habrán comunicado con la Florida, ¿a qué decirles?: habrán abierto los brazos, pero no habrán soltado las riendas.


De mi gratitud por Vds. -de mi emoción al verlos tan leales y precisos, en cosas que no admiten media alma ni demora,-de mi total confianza en que Vds. queda, con la mayor suya, toda mi poca utilidad, y podré, gracias a Vds. llevar adentro ni¡ alma de empuje y de cariño, mi fuerza de súplica y de junta, mi concepto y respeto de la realidad, de eso no les hablo. Es mucho, y hablaría mal. Fuera flaqueza verdadera si no hubiéramos podido distribuir así nuestra labor. Y en cuanto a forma lo esencial es eso: las emigraciones constituyeron con Cuba el partido revolucionario, iniciador de la revolución, que va a Cuba a entregarse al país, y continuará existiendo como partido, aunque sus organizaciones viables y autonómicas subsistan, hasta el día, y sólo hasta él, en que se constituya en Cuba la revolución, a fin de evitar la monstruosidad de antes: dos gobiernos para un solo país.


Bien dar siempre sobre estos temas: 11, nueva alma, compacta y cordial, creada en las emigraciones, en lo social y en lo político, por el Partido Revolucionario,-alma franca, de cimento público, dócil a la virtud, indignada contra la perturbación, celosa del decoro personal,-único fin que justifica el sacrificio sangriento del patriotismo, y enamorada del esfuerzo útil a que ve por término una patria de hermandad y justicia; 2°, una vez y otra, con uno u otro pretexto, sin que parezca, porque no es, lisonja o atracción excesiva, y por tanto síntoma de innecesaria debilidad, descabezar bravamente, reciamente, la conseja de que la revolución, encargada de poner en acuerdo viable los elementos opuestos del país, fallase al comenzar, por puerilidad indigna de hombres, rechazando como enemigos a los autonomistas -esta revolución, fundadora y augusta: a los vicios sociales sinuosos, de impotente arruinada oligarquía, encubiertos en uno u otro carácter con el nombre de autonomismo, a eso sí se ha de rechazar,-pero no a los que, aunque hubiesen sido culpables de ellos, ya no lo fuesen: 3º, alto y vibrante, que la revolución aspira a dejar en sus casas a los españoles respetuosos y productores: la caterva ladrona, se irá sola, y los españoles nos ayudarán a quitarnos la lepra, que se irá al mar, en cuanto no tenga qué roer: pero en el país, como nuestros, como hombres respetados y útiles, los que nos respeten: esto es catecismo. Y, en el tema primero, ¡qué unanimidad de corazón, qué respeto al esfuerzo, que gozo en el propio sacrificio, el de las emigraciones de hoy! ¡cuán imposible el renovar aquellos tiempos de odiosas discordias, en que las emigraciones se vinieron a convertir, no en un ala de la república, sino en predio o torneo de un gobierno rival del de la república! Hoy, aunque el puñal envenenado trajera mango de oro, nuestro pueblo experto rechazaría de un revés el puñal. Digamos a tiempo todo esa malignidad, son las frases que pongo entre comillas. Yo, en estos cuantos días, escribiré y les enviaré, para su instantánea y abundante distribución, los papeles necesarios de la Delegación para el país, para las emigraciones, para los pueblos de nuestra América, y en inglés para el Norte: y lo que el General, con su lengua de tajos, querrá sin duda decir al país. De él nada digo: él ha de leer esta carta. ¿Podíamos apetecer un alma pura y fuerte en una hora suprema, un alma recta y rápida? Cuanto deseamos, es. Padezcan y trabajen: su abnegación es ejemplo que avergüenza al nuestro. Ya a solas hablaré de él.


Las cuentas de acción, de la Tesorería, como aparecen de sus libros, y recuerde al enviarlas q., por falta de copia, encomendada a personas q. no la pudieron terminar, puede haber dejado de recibir algún consejo la cuenta pasada.


Adiós ya. Me falta mucho trabajo. Escriban a Serafín y Roloff. Envíen lo adjunto a Fernando generoso. A Teodoro, en mi nombre, a ver cómo, en seguida, robustece la lotería. Yo aquí quedo, con el alma en fuego. Sálvensenos los detalles. No se me cansen un momento. Embellezcan y regularicen a Patria: mucha noticia ahora. Estrada escriba. Un fondo, con las ideas fijadas, vueltas y revueltas: todo lo de Cuba: y siempre, una amenidad revolucionaria-biografía o leyenda. Adiós. Lloraría si quisiera, al abrazarlos como los abrazo. Pero son lágrimas de las que miran al cielo, y caen sobre el corazón. Mucho cariño a las casas, a los hijos. ¡Arriba, sin cesar, con alma celadora y humilde! Y quieran un poco a su

J. Martí


No hay tiempo pª más, ni para unas cuantas pa­labras públicas de aliento, y de súplica de ser gene­rosos y dignos en nuestra amarga y grande alegría. Sépase que es el gran trabajo, y el honor a la pala­bra impotente. Hoy es el gran trabajo. Unanimidad, solemnidad; magnanimidad, precisión. Que en todo vaya esto.





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Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
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