Damisela Carta de José Martí a Antonio Maceo del 1894.

Carta de José Martí a Antonio Maceo. Bandera de Cuba.

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José Martí
Antonio Maceo
Cartas de José Martí



[1894]

Sr. General Antonio Maceo.


Amigo muy querido:


Si nada ha impedido la realización de nuestros planes ahí; si, a pesar de las muy grandes dificultades de la salida de aquí, por la torpeza o malignidad de un solo hombre, puede haber llegado hasta Vd. el barco que le lleva esta carta, que no es el que para Vd. tuve primero y deseché por insuficiente; si esta carta, en fin, llega a sus manos, no será en momentos en que tenga Vd. mucho espacio para leerla.


El portador de la carta es Manuel Mantilla, que ha vivido siempre muy cerca de mí, y a quien su madre, viuda y pobre, ha cedido sin pestañear por esta mortal comisión. Manuel ha ido para preparar el fácil éxito del plan, inclinando a lo que se ha de hacer el ánimo del capitán, de modo que hasta el instante mismo de detener el barco, y aun después-porque el cargo lleva hachas para que se le pueda abrir en seguida en tierra-, todos crean que se trata de recoger en... unos pocos amigos, y unos cuantos trabajadores, para llevarlos de ese plantío del arrendador del yacht, a las minas de éste en Cuba, que estarán donde Vds. elijan en el mapa que... lleva a bordo, -el mapa de la costa sur de Cuba. Es cuanto desde aquí puedo prever. A Vds.; a su valor y ojo seguro, lo demás. Y si por suceso infeliz no se pudiese este pensamiento realizar, ni pudiese salir el yacht de... aunque va contratado de manera que lo pueden Vds. retener y usar después, sin más que alimentar su tripulación, siempre -¡no lo quiera la fortuna! -estaria andada la mitad del camino. Las armas habrían llegado a Vds. y provisiones para cuatro días, en una goleta que pueden fletar con el oro que para ese objeto, o congraciarse en un momento definitivo con la tripulación, lleva a mano...


¿Y yo? O todo estalla a mi alrededor, o cuando Vd. esté leyendo esta carta, ya yo me le habré adelantado en el camino. Y así le cumpliré lo que le dije: a nada lo expondré a que no me exponga yo, ni yo gozaré de más seguridades de las que Vd. goce.


Adiós ahora: del exceso de trabajo, apenas veo las letras con que le escribo, y mi corazón está ya muy henchido para mostrárselo en palabras. Delante de mí, en instantes en que acaso no se creía Vd. tan observado, ni tan digno de observación, se me mostró Vd. un día lleno del gozo infantil, y del denuedo invencible, de la pura virtud: lo vi sereno, abnegado, magnífico; lo vi superior al mundo, injusto a veces, y capaz de triunfar de él con su juicio redondo y sagaz y su corazón disciplinado y desinteresado. Siempre estaremos de la misma parte en la pelea por levantar a los cubanos al decoro de la libertad. Adiós aún. -Ame a su amigo.

José Martí




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Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
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