Damisela Carta de José Martí a Antonio Maceo del 1894.

Carta de José Martí a Antonio Maceo. Bandera de Cuba.

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José Martí
Antonio Maceo
Cartas de José Martí



New York, 1894.

Sr. General Antonio Maceo.


Amigo queridísimo:


De tal modo se acumulan los sucesos, que en el espacio de dos horas he tenido que decidir el viaje, hasta este instante impensado, de Alejandro González, desarreglar y arreglar parte de lo que se relaciona con él, y sentarme al vuelo a confirmar por escrito lo que él a Vd. de viva voz dirá. Todo queda preparado a la salida de Alejandro, para la salida escalonada y la llegada simultánea, de tres expediciones, garantizadas igualmente las tres: una, porque es de Vd., de quien sólo grandeza espero, y hago que la esperen los demás; otra, porque es la de Serafín y queda sacada de manos de Queralta, y puesta en manos de un hombre enérgico y de habilidad suma, un joven del sur, caballeresco y ambicioso; y otra, la del General Gómez, porque aquí está Mayía en nombre y representación de él, y de los expedicionarios entusiastas y congregados de Santo Domingo, y Mayía es garantía, portador y testigo de las instrucciones finales de marcha que realizo como digo a Vd., y en virtud de las cuales, y por acta firmada por él, -por Collazo, que viene en nombre de Occidente y de las conexiones de Oriente, y por mí, en acta -digo- firmada por los tres, hemos fijado y comunicado a la Isla un plan que no revela el de las expediciones y se ajusta en plazo y lugares a él.


De palabras, y en las instrucciones que le acabo de dictar a Alejandro, lleva él a Vd. muchas otras cosas: como he deshecho intrigas de Oriente, respecto a Vd. mismo, -como Lacret se dice lastimado por una circular de Vd. de ahora en su contra, -como la he explicado, por si es cierta, compartiendo con Vd. la responsabilidad de haber dudado de él, con aparente justicia, y en cumplimiento de mi deber de vigilancia superior a la amistad.


Y de la cooperación, ya de la Isla, por la impaciencia de allí que terminó en enviar cerca de Gómez a Collazo con preguntas como las que formuló Vd. en su carta de excitación a él, ya de Gómez, por la solemne y decisiva significación de que Mayía se siente y declara por escrito investído, -de la cooperación de la Isla y Gómez, repito, -y de la de Gómez principalmente, Alejandro le va a ser testígo de ojos, aparte de la garantía y raíz que Vd. siente en mí.


Sobre fondos, de días antes de la salida del Amadis, gíraré hasta $2000 de ahí, para que Vd. haga correr a los pocos que falten sobre el punto de cita, y Corona llevará a mano alrededor de $1.000 en oro, para encarar,-que no lo creo necesario-cualquier dificultad, la cual no espero, porque el Capitán va a las órdenes del representante de D. E. Mantell, cuyo hijo va a bordo, y él, el D. E. Mantell, estará en Santiago de Cuba, aguardando su maquinaria, sus trabajadores y sus 5 o 6 amigos, que son los que irán al yacht en cuanto asome éste. Y el yacht va con Corona de práctico, que acaba de llegar a este propósito. No sé si debe, le preguntaré, -no creo que deba ir consignado a Limón de seguro, no; pero si lo fuese estaría a las instrucciones de las cartas de Vd. y Flor, y le habré hablado por cable.


¿Qué me falta, pues, que decirle? Con muy poca merma, va su pedído de armas y los preparativos, -cuatro barriles y tablones, para una balsa de desembarco, remolcada por el bote grande de a bordo, donde además van otros pequeños: y ese bote grande es nuestro.


Estamos, pues, al borde de la obra grande, y yo en tal angustia de deber, y con tantos detalles a mi alrededor, que no tengo espacio para la emoción que me embargaría, de otra manera, al escríbirle. No me pida palabras, sino el corazón con que lo quiero y entrego a Vd. la obra ayudada, y con muy poco peligro de abandono ajeno, que por su parte coronará Vd. con gloria. Flor con su inglés mediano y su aire de elegante, haría una buena cabecera de los amigos que han de ir a bordo. Vd. sabe de eso. Y aquí acabo. Abráceme, que bien lo necesito en mi agonía. Yo salgo muy poco después del Amadis. Si nos volvemos a ver vivos, será para asegurar la libertad que hayamos conquistado a Cuba o para acabar de conquistarla, plena y conforme a toda la justicia. -Si me acabo, Vd. me recordará con cariño. Vd. y su noble María.


Su

José Martí




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Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
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