Diciembre 22 de 1894 |
Sr. Juan Gualberto Gómez |
Amigo, de veras queridísimo: Tranquilícese por completo... La adjunta impone, no sólo explica, la situación en que V. queda colocado. Yo lo ayudo carteándome con V. sin llegar a nada preciso, míentras todo corre su curso natural. -V. y nadie fuera de V., recibirá los avisos de pago, y nadie fuera de mí estará en posición de enviarlos. Así no hay peligro, ni compromiso para V., pues, que ya sé cuán independiente está todo lo real, por esa parte de la plaza, de estos corredores exigentes.
|
V. recibirá, lo menos, dos mil pesos. No hay compromiso, digo, porque lo de ahí puede, y conviene ser dejado para cuando ya lo demás no peligre. Y V. queda autorizado, y aun ordenado, por el mismo socio con que, caso de conflicto, se le quisiese recusar. Yo enviaré siempre a 18, $500, por V.
|
Siga, pues, ligando. Aquí, con la premura con que le escribo, estoy a mi obligación. Ni me aturdo, ni se aturda. No recibirán las instrucciones finales, de modo que no podrán resistirse a darle curso. Las del 8, -V. y yo las hemos enviado al 22, y V. al 25. Ni de aquí, nadie, podrá sospechar que V. las reciba. Así mismo, sin que yo lo haya aceptado para hacerlo, sino dicho que lo rechazaba, piensa -indignado- A. Verdes. Ni trataré puerilmente de engañar a julio con una cesación súbita. Seguiré en la ruta que le inicio hoy. Adiós, para tener tiempo de todo, de echarme en sus brazos, de decirle que le entendí de muy atrás el alma clara, y para mí amadísima. -Vd. es uno de mis orgullos.
|
Y a ellos, ayudándome, Vd. hallará modo de que al fin sean útiles sin irritarlos hoy.
|
Desde ahora, aunque el aviso le irá por mano, conviene que me telegrafíe a Barranco-una palabra o más que sea la dirección a que puede enviarse a Vd. un cable diciendo gire Boston, que será el aviso,
|
M. |
|