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José Martí
Diario en Cuba,
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A continuación presentamos una de las circulares emitida por José Martí y Máximo Gómez desde los campos de Cuba en plena Guerra de Independencia. Esta circular fue escrita el 26 de abril de 1895 en el campamento de Igunabo.




Cuartel General en Campaña.


La Isla de Cuba, en virtud del trabajo general y respetuoso que inició el Partido Revolucionario Cubano se ha levantado de su libre voluntad después de largo y previo acuerdo, con el apoyo ordenado del exterior, para conquistar, con una guerra enemiga de la devastación innecesaria y de la violencia inútil, su independencia absoluta de la dominación española.


Jamás la revolución que ha estallado en Cuba pensó en admitir ni oír siquiera, -por la incapacidad radical de España y por la insuficiencia patente para Cuba del mayor extremo de libertad española, proposición alguna de España, directa o indirecta, que tendiese a abatir las armas cubanas con algo menos que con el reconocimiento de la independencia del país.


Cuantos brazos se han alzado para extirpar el gobierno extranjero, han firmado antes la obligación de sustentar, hasta caer, la guerra por la independencia definitiva.


Un pueblo americano como Cuba, con carácter y elementos de vida propios, capaz de gobernarse por la cultura y laboriosidad de sus hijos, y unificados después de la esclavitud en el sacrificio de la guerra, no puede continuar en la servidumbre innecesaria de un pueblo lejano como el español, de espíritu diverso, abocado a una división próxima y cuya viciosa existencia nacional depende principalmente de la explotación pública y secreta de nuestra Isla.


Meros cambios del nombre de los Consejos españoles del gobierno en Cuba, ni ninguna otra reforma, pueden mudar el hecho innegable de la absoluta ineptitud de España para privarse de los recursos pingües que por vías públicas o individuales, tan corrompidas como corruptoras, deriva de la Isla.


La ayuda lamentable de un grupo escaso de cubanos al propósito español de reducir o localizar la guerra suponiéndola, por labios serviciales de hijos del país, tendencias locales o de otra especie indignas de refutación, y radicalmente diversas del espíritu vasto y grandioso que le conocen de sobra los que de público lo niegan, no es más que un error tan punible como será oportuno el arrepentimiento de él, o la resistencia natural, y siempre arrollada, de los hombres tímidos al sacrificio, y de los hombres egoístas a los deberes de la humanidad.


Ni el gobierno de España, ni nadie en su nombre, puede ofrecer sinceramente a Cuba concesiones que España por su Constitución nacional, no puede confirmar, que en su mayor extensión no bastaría a las dotes superiores y al grado de desarrollo del país, y que sólo con indignación, y como insulto verdadero, puede oír la dignidad cubana.


La guerra por la independencia de un pueblo útil y por el decoro de los hombres vejados, es una guerra sagrada, y la creación del pueblo libre que con ella se conquista es un servicio universal. El que pretende detener con engaño la guerra de independencia, comete un crimen.


En esta virtud, la Revolución, por sus representantes electos, vigentes hasta que ella se dé nuevos poderes, en descargo de su deber intima a Vd. que en el caso de que en cualquier forma y por cualquier persona se le presenten proposiciones de rendición, cesación de hostilidades o arreglo que no sea el reconocimiento de la independencia absoluta de Cuba, -cuyas proposiciones ofensivas y nulas no pueden ser más que un ardid de guerra para aislar o perturbar la Revolución,- castigue Vd. sumariamente este delito con la pena asignada a los traidores a la Patria.


Saludan a Vd. y a las fuerzas a su mando en Patria y Libertad.


El Delegado El General en Jefe
 José Martí Máximo Gómez   




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Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
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