Damisela Diario de José Martí en Cuba, en Travesía.

José Martí - Diario - Travesía. Bandera de Cuba.

José Martí
 La Edad de Oro
 Ismaelillo
 Versos Sencillos
 Versos Libres
 Versos
 Crónicas y Ensayos
 Discursos
 Epistolario
 Presidio Político
 Críticas y Comentarios

Diario en Cuba
Playitas
Cajobabo
Cueva de Juan Ramírez
Casa de Tavera
Vega Batea
Palmarito
Pozango
Palenque
Madre Vieja
Los Ciguatos
La Yuraguana
Malabé
Iguanabo
Vuelta Corta
Aguacate
Kentucky
Rita Perdomo
La Yaya
La Mejorana
Jagua
La Güira
Bio
Altagracia de Venero
Travesía
Dos Ríos
La Vuelta Grande


José Martí
Diario en Cuba,
campamento de Travesía


El 10 de mayo salen del campamento de Altagracia de Venero y llegan hasta Travesía.




Mayo 10. -De Altagracia vamos a La Travesía.- Allí volví a ver de pronto, a la llegada, el Cauto, que ya venía crecido, con su curso ancho en lo hondo, y a los lados, en vasto declive, los barrancos. Y pensé de pronto, ante aquella hermosura, en las pasiones bajas y feroces, del hombre. Al ir llegando, corrió Pablo una novilla, negra, de astas nacientes, y la echan contra un árbol,, donde, a vueltas, le van acortando la soga. Los caballos, erguidos, resoplan: les brillan los ojos. Gómez toma del cinto de un escolta el machete, y abre un tajo, rojo, en el muslo de la novilla. -"¡Desjarreten esa novilla!" Uno, de un golpe, la desjarreta, y se arrodilla el animal, mugiendo: Pancho, al oír la orden de matar, le mete, mal, el machete por el pecho, una vez y otra: uno, más certero, le entra hasta el corazón; y vacila y cae la res, y de las bocas sale en chorro la sangre. Se la llevan arrastrando. Viene Francisco Pérez, de buen continente, enérgico y carirredondo, capitán natural de sus pocos caballos buenos, hombre sano y seguro. Viene el capitán Pacheco, de cuerpo pequeño, de palabra tenaz y envuelta, con el decoro y la aptitud abajo: tomó un arria, sus mismos cubanos le maltrataron la casa y le rompieron el burén, "yo no he venido a aspirar, sino a servir a la patria", pero habla sin cesar y como a medias, de los que hacen y de los que no hacen, y de que los que hacen menos suelen alcanzar más que el que hace, "pero él solo ha venido a servir a la patria!". "Mis polainas son éstas",- las pantorrillas desnudas: el pantalón a la rodilla, los borceguíes de baqueta: el yarey, amarillo y púrpura. Viene Bellito, el coronel Bellito de Jiguaní, que por enfermo había quedado acá. Lo adivino leal, de ojo claro de asalto, valiente en hacer y en decir. Gusta de hablar su lengua confusa, en que, en las palabras inventadas, se le ha de sorprender el pensamiento. "La revolución murió por aquella infamia de deponer a su caudillo". "Eso llenó de tristeza el corazón de la gente". "Desde entonces empezó la revolución a volver atrás". "Ellos fueron los que nos dieron el ejemplo", -ellos, los de la Cámara"-, cuando Gómez censura agrio las rebeliones de García, y su cohorte de consejeros: Belisario Peralta, el venezolano Barreto, Bravo y Senties, Fonseca, Limbano Sánchez y luego Collado.- Bello habla dándose paseos, como quien espía al enemigo, o lo divisa, o cae sobre él, o salta de él. "Eso es lo que la gente quiere: el buen carácter en el mando". "No, señor, a nosotros no se nos debe hablar así, porque no se lo aguanto a hombre nacido". "Yo he sufrido por mi patria, cuanto haiga sufrido el mejor General". Se encara a Gómez, que lo increpa porque los oficiales dejan pasar a Jiguaní las reses que llevan pase en nombre de Rabí.- "Los que sean; y además esa es la orden del gefe, y nosotros tenemos que obedecer a nuestro gefe". "Ya se que eso está mal, y no debe entrar res; pero el menor tiene que obedecer al mayor". Y cuando Gómez dice: "Pues lo tienen a usted bueno con lo de Presidente. Martí no será Presidente mientras yo esté vivo": y en seguida, "porque yo no sé que le, pasa a los Ptes., que en cuanto llegan ya se echan a perder, excepto Juárez, y eso un poco y Washington", -Bello, animado, se levanta, y da dos o tres brincos, y el machete le baila a la cintura: "Eso será a la voluntad del pueblo": y murmura: "Porque nosotros,- me dijo otra vez, acodado a mi mesa con Pacheco,- hemos venido a la revolución para ser hombres, y no para que nadie nos ofenda en la dignidad de hombre".- En lluvias, jarros de café, y plática de Holguín y Jiguaní llega la noche. Por, noticias de Masó esperamos. ¿Habrá ido a la concentración con Maceo? -Miró, a oscuras, roe en la púa una paloma rabiche.- Mañana mudaremos de casa.


Mayo 11. -A más allá, en la misma Travesía, a casa menos fangosa. Se va Miró, con su gente. Llegamos pronto. A Rosalío Pacheco; que sirvió en toda la guerra, y fue deportado a España en la chiquita; y allá casó con una andaluza, lo increpa reciamente Gómez.- Pacheco sufre, sentado en la camilla de varas al pie de mi hamaca.- Notas, conversación continua sobre la necesidad de activar la guerra, y el asedio de las ciudades.




Rafael Lubian y Arias en “Martí en los Campos de Cuba Libre” publicado en 1953, nos provee datos del día siguiente:


“A la mañana siguiente comienzan la marcha hacia los campos de "Dos Ríos". Este camino comienza en el monte y sigue después por una vereda bastante mala que conduce a un camino real. La vereda está casi intransitable y la marcha por ella resulta lenta y difícil, y el camino real va desde "Remanganaguas" hasta la finca "La Vuelta Grande" pasando por "Dos Ríos". Después de andar 7 Kms. 340 Mts., llegan a "Dos Ríos".”



José Martí
| Obras Literarias | Breve Cronología | Bibliografía |
| Diario en Cuba |

| Literatura Cubana | Autores Cubanos |
| Literatura Hispanoamericana |
| Detalles de nuestra literatura | Damisela.com |


Gracias por visitarnos


Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
Todos los Derechos Reservados

Copyright © 2007 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez and its licensors
All rights reserved