Empápese bien de todo, Refrénese, pero guíese. A Correoso, píntemele mis esfuerzos, si aun no ha entrado a camino, y cuanto se diga y haga vaya derecho, sin una sola imprudencia de lenguaje, a influir en Cuba sobre las obligaciones de república con que nace la revolución, y la certeza de que se constituirá, sobre las experiencias pasadas, de modo que en la unidad y fuerza de la guerra vayan las garantías de paz y orden futuras sin que la guerra no sería fuerte ni viable. Pero sumo tacto, y prescindencia absoluta de mi persona. Si es así, acaso conviene que me ponga por clave, en cuanto llegue Manuel, El Camagüey insiste en sus objeciones etc. a fin de que la verdad pese cuanto pueda desde hoy en los ánimos. Adiós al hijo. Acuérdense de mí hoy más que nunca.
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