Los Ciclones

Un ciclón no es cosa de juego. Hasta que no enfrentamos las desdichas que estas tempestades producen, es un poco difícil imaginar la capacidad destructiva que poseen.

Una tarde de mucho viento en otoño.

En la región del Caribe es muy normal la brisa tropical, un vientecito fresco y disparejo que acaricia la piel. De vez en cuando, en otoño y más a menudo en invierno, se sienten vientos más fuertes, que ya no son agradables y nos quitan las gorras y le levantan las sallas a las muchachas. Aun así, no se les pueden comparar con los vientos de un huracán. Los ciclones soplan y soplan con una fuerza tal, que una persona normal no puede permanecer de pie. Las ramas se desprenden, y si no ceden, el árbol sale de raíz. Y todo lo que no está afianzado a la tierra, se vuelve parte del viento, convirtiéndose en proyectil.

Una mañana de ciclón

Mientras el viento aumenta, el agua cae. Y llueve y llueve sin parar. Cuando el techo ya no resiste más y empieza a ser afectado por el aire, ocurren las goteras. Bueno, eso es sí no se va parte, o por completo, el techo. Aun cuando todavía tenemos algo entre nosotros y el cielo, todas las pertenencias se mojan. Los equipos electrónicos más nunca van ha funcionar. Las fotos y otros recuerdos; hay que empezar una vida nueva.

En Miami las casas se preparan para estas tormentas. Las ventanas se cubren con planchas de metal o de madera. Los ciudadanos consientes recogen las antenas y discos de recepción al igual que todo lo que no esté anclado al suelo. Y se toman extensas medidas comunitarias. Aquellos que viven próximos al mar, se trasladan a zonas más lejanas de la costa. Las escuelas mayores se transforman en refugios para los que no se sientan seguros en sus casas. La Cruz Roja permanece en alerta durante todo el paso de la tormenta.

Claro sí tiene la mala suerte que el ojo de la tormenta, con todos los tornados que se forman al su alrededor, le pase por su casa, de nada le sirven todas estas precauciones.

Día después de un ciclón.

Después que pasa el huracán es cuando se empieza a ver el desastre. Hay ciclones de viento, éstos destrozan los árboles y las casas. Hay que limpiar mucho cuando uno de estos pasa. Y hay ciclones de agua que tal vez sean peores. Una inmensidad de agua cae y si los desagües se tupen, ¡ a nadar ! No, nunca hemos tenido que salir nadando pero sí alcanza el agua una profundidad lo suficiente para no poder usar los automóviles. ¡ Dios nos libre de un ciclón de agua y viento!

Nuestro árbol preferido.

Si nos visita, le deseamos que no tenga que lidiar con un ciclón. Pero si sucede, por favor, haga mucho caso a las autoridades y considere que todo tendido eléctrico en el piso aun tiene corriente.



.
En el mar,...
.
Sistema Escolar
.
Metrópoli Multicultural
.
.
.
La Naturaleza
.
Miami, Florida
.
Damisela
.



Gracias por visitarnos
.
Si desea nos puede enviar un mensaje a Mariano@Damisela.com. Gracias.
.
Última Revisión: 22 de Abril del 2001 Todos los Derechos Reservados
.
Copyright © 2001 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez
All rights reserved