Yo, la estatua de mármol con cabeza de fuego, |
Apagando mis sienes en frío y blanco ruego... |
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Engarzad en un gesto de palmera o de astro |
Vuestro cuerpo, esa hipnótica alhaja de alabastro |
Tallada a besos puros y bruñida en la edad; |
Sereno, tal habiendo la luna por coraza; |
Blanco, más que si fuerais la espuma de la Raza, |
Y desde el tabernáculo de vuestra castidad, |
Elevad a mí los lises hondos de vuestra alma; |
Mi sombra besará vuestro manto de calma, |
Que creciendo, creciendo me envolverá con Vos; |
Luego será mi carne en la vuestra perdida... |
Luego será mi alma en la vuestra diluída... |
Luego será la gloria... y seremos un dios ! |
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- Amor de blanco y frío, |
Amor de estatuas, lirios, astros, dioses... |
¡ Tú me lo des, Dios mío ! |