| EL DIAMANTE |
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| Hoy, en una mano burda, instintiva, deforme, he visto |
| el diamante más bello que pueda encender el Milagro... |
| Parecía vivo y doloroso como un espíritu desolado... Ví |
| fluir de su luz una sombra tan triste, que he llorado por él |
| y por todos los bellos diamantes extraviados en manos de- |
| formes... |
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| EL RAUDAL |
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| A veces, cuando el amado y yo soñamos en silencio,- |
| un silencio agudo y profundo como el acecho de un sonido |
| insólito y misterioso-siento como si su alma y la mía co- |
| rrieran lejanamante, por yo no sé qué tierras nunca vistas, |
| en un raudal potente y rumoroso... |
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| L0S RETRATOS |
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| Si os asomarais á mi alma como á una estancia profunda, |
| veríais cuanto la entenebrece é ilumina la intrincada gale |
| ría de los Desconocidos... Figuras incógnitas que, acaso, una |
| una sola vez en la vida pasaron por mi lado sin mirarme, y |
| están fijas allá dentro como clavadas con astros... |