. . . .Un campo muy vasto de ensueño y milagro. |
Las tierras labradas soñando simiente |
Y súbito un hombre de olímpica frente |
Que emperla los surcos de ardientes rubíes. |
-¿Qué siembras?- le digo - delira tu mente ?- |
- Mi sangre que es lumbre... ¡mi sangre! - contesta - |
Verás algun día la mágica fiesta |
De luz de mis campos; si quieres, hoy, ríe! |
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. . . .- Reir ? eso nunca ¡ respeto lo ignoto ! |
Me apiada la angustia grabada en tu cara |
La angustia que implica tu siembra, tan rara ! |
- Verás algún día mis campos en flor! |
Hoy mira mi herida - mostrome su pecho |
Y en él una boca sangrienta - hoy repara |
En mi la congoja de un cuerpo deshecho: |
Mañana á tus ojos seré como un dios !- |
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. . . .- Talvez, talvez... dije - Seguro, seguro! |
Selene hoy esboza su rostro de cera, |
Tres veces que nazca, tres veces que muera |
Y vuelvo á mis campos tu brillo de aurora! |
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Pasaron tres lunas, tres lunas de plata-, |
- tres lunas de hierro! soñaba en mi espera.- |
Del hombre que hiciera la siembra escarlata |
Marché hacia la extraña, magnífica flora. |
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. . . .- Hay hondas visiones, visiones que hielan, |
Visiones que amargan por toda una vida !- |
La luz anunciada, la luz bendecida |
Llenando los campos en forma de flor! |
Y... en medio... un cadáver... crispadas las manos |
- Murieron ahondando la trágica herida - |
Y en todo una nube de extraños gusanos |
Babeando rastreros el sacro fulgor! |