| . . . .Tengo sed, sed ardiente!- dije á la maga, y ella |
| Me ofreció de sus néctares.- O, no, no, eso me empalaga!- |
| Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga, |
| Exprimió en una copa clara como una estrella; |
| . |
| . . . .Y un brillo de rubíes hubo en la copa bella. |
| Yo probé - Es dulce, dulce. Hay días que me halaga |
| Tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga!- |
| Vi pasar por los ojos del hada una centella. |
| . |
| . . . .Y por un verde valle perfumado y brillante, |
| Llevome hasta una clara corriente de diamante. |
| -Bebe! -dijo. - Yo ardía, mi pecho era una fragua. |
| Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina... |
| ¡Oh frescura! oh pureza! oh sensación divina! |
| -Gracias, maga, y bendita la limpidez del agua! |