. . . .Ven oye, yo te evoco. |
Extraño amado de mi musa extraña, |
Ven, tú, el que meces los enigmas hondos |
En el vibrar de las pupilas cálidas. |
El que ahondas los cauces de amatista |
. . . . . . . . . .De las ojeras cárdenas... |
. . . . . . . . . .Ven, oye, yo te evoco, |
Extraño amado de mi musa extraña! |
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. . . .Ven, tú, el que imprimes un solemne ritmo |
Al parpadeo de la tumba helada; |
El que dictas los lúgubres acentos |
Del decir hondo de las sombras trágicas. |
Ven, tú, el poeta abrumador, que pulsas |
La lira del silencio: la más rara! |
La de las largas vibraciones mudas, |
La que se acorda al diapasón del alma! |
. . . . . . . . . .Ven, oye, yo te evoco, |
Extraño amado de mi musa extraña! |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
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. . . .Ven, acércate á mí, que en mis pupilas |
Se hundan las tuyas en tenaz mirada, |
Vislumbre en ellas, el sublime enigma |
. . . . . . . . . .Del más allá, que espanta... |
Ven... acércate más... clava en mis labios |
. . . . . . . . . .Tus fríos labios de ámbar, |
Guste yo en ellos el sabor ignoto |
De la esencia enervante de tu alma!... |
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . |
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. . . . . . . . . . .Ven, oye, yo te evoco, |
Extraño amado de mi musa extraña! |