Allá junto a los amplios, profundos oceanos |
Donde los soles mueren entre inefables sones, |
Id a soñar. De vagas, exóticas visiones |
Poblad los horizontes brumosos y lejanos. |
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Escuchad, allá, graves, las raras inflexiones |
Del canto de la ola que cuenta sus arcanos, |
Y al asomar los barcos sombríos y lontanos |
Soñad que algo muy nuevo traerán de otras regiones, |
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Y cuando el sol muriendo su despedida tiende, |
Y en las aguas se hunde como un dios que desciende |
A visitar en su honda mansión a una sirena, |
Meditad de esa muerte en la bella armonía |
De dulzura y soberbia. Es la duple agonía |
De Cristo en el Calvario, del Corso en Santa Elena ! |