LOS HOMBRES-LOBOS
en Las Rosas de Engaddi
por Rafael Arévalo Martínez



Los hombres-lobos.

Primero dije “hermanos” y les tendí las manos;
después en mis corderos hicieron mal sus robos;
y entonces en mi alma murió la voz de hermanos
y me acerqué a mirarlos; ¡y todos eran lobos!

¿Qué sucedía en mi alma que así marchaba a ciegas,
en mi alma pobre y triste que sueña y se encariña?
¿Cómo no vi en sus trancos las bestias andariegas?
¿Cómo no vi en sus ojos instintos de rapiña?

Después yo, también lobo, dejé el sendero sano;
después yo, también lobo, caí no sé en que lodos;
y entonces en cada uno de ellos tuve un hermano
y me acerqué a mirarlos; ¡y eran hombres todos!



Esta poesía es presentada aquí lo más fiel posible a como aparece en la página 68 del libro Las Rosas de Engaddi por Rafael Arévalo Martínez, editado por SANCHEZ & DE GUISE, Guatemala, 1923.




Rafael Arévalo Martínez
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Última Revisión: 1 de Enero del 2004

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