Ya, antes de que Gonzalo de Quesada le presente esta carta, se habrá puesto Vd. a seguirlo, con sus ojos de padre, y a bendecirlo, lo mismo que a mí. Lo merezco, y él también. Pero si Gonzalo le presenta esta carta, es que el sacrificio ofrecido por Vd., que quisiera evitar, se ha de aceptar por hoy, a reserva de tomarlo luego yo o alguien, como su obligación personal: se ha de aceptar hoy, y en seguida, para ponernos en condición de salvar con él una situación que si no se atiende a tiempo puede causar, por falta de enlace oportuno, la pérdida o demora mortal, de la labor que ve Vd. tan adelantada. ¡Qué grave no será mi deber, y el caso, cuando le pido al santo viejo que empeñe para su patria el techo que lo cubre! ¡cuando se lo pido yo! Honra quien pide: es que cree en la virtud de aquel a quien pide.
|