Damisela Carta de José Martí a Enrique Estrázulas del 20 de Octubre de 1887.

Carta de José Martí a Enrique Estrázulas. Bandera de Cuba.

José Martí
 La Edad de Oro
 Ismaelillo
 Versos Sencillos
 Versos Libres
 Versos
 Crónicas y Ensayos
 Discursos
 Presidio Político

 Críticas y Comentarios


Epistolario
 Enrique Estrázulas


José Martí
Enrique Estrázulas
Cartas de José Martí



Octubre 20 [1887]


Mi amigo querido:


A sus dos últimas debo respuesta, que casi no le habrá hecho falta en esa vida alegre, -el Oriente en la sala, en el dormitorio bronce, el Bon Mich a la mano, e Italia en la cocina. De las niñas tampoco ha podido hacer mejor colocación, y creo que ha sido una solución discreta y afortunada. Jaime está todavía echando alas, y aprende más con ver que con leer. A usted es al que quiero ver contento, porque ninguno de los planes por donde pueda echar la indómita fantasía le ha de ser enojoso, ya vuelva acá, como estación, según mis adivinaciones, a su viaje a la tierra, inevitable y definitivo; ya esté en París contento, con ese último asunto del país arreglado y su buen padre distraído, ya me lo echen, como me lo deben echar, un poco de tiempo por su tierra a que se le calme y decida con aquel buen espectáculo el espíritu.


Que París me lo está divirtiendo mucho. ya lo veo, por esas cartitas locuelas y de sobremesa que me escribe, que no son ciertamente las que espero, y no son pago justo de mi silencio lleno de cariño. Me vengo de usted luciendo sus cuadritos en muy lindos marcos, y esperando que cuando pintores y pintoras me le den reposo, deje correr la pluma a la larga para quien más le escribiera si tuviera más dichas que contarle. Ahora tengo una, que es tal vez la que me pone con ánimo para escribirle, y es, que con la merced consular que usted me ha hecho, pienso traer a mi madre acá dos o tres meses, a ver si ella se alegra, y si a mi me vuelven la salud y la fantasía. Me siento desnudo y escurrido, como un monte deshelado, o como un árbol sin hojas. Me cansa y avergüenza la literatura oficial. "La Nación" me manda a buscar de Buenos Aires: claro está que no puedo ir, con mi tierra sufriendo a la puerta, que algún día pueda tal vez necesitarme; pues mejor que a zurcir letras, violentas y postizas como los colorines de los moros, a donde me iría yo sería un retiro campesino, donde la naturaleza me repusiese las fuerzas perdidas en vivir contra ella. Usted sabe bien de eso, usted que es, para su gloria y mi gusto, persona natural. Me paso los días envidiando a Rivas, de quien también recibí carta erizada. en que se le ven brillar los ojos. Le he escrito alentándolo. El Avila, en cambio, prospera aquí en su novísimo oficio de Mr. Alphonse. Apenas lo veo, porque sacó caja en el correo, aunque de vez en cuando viene a hacerme sus confidencias. Los fieles se aparecen por aquí de vez en cuando: Serrano, Trujillo y Betancourt, a quien por fin, no sin drama y tirones se le casó su hermana. Precisamente ha sido hoy notable el día por lo singular de las visitas. Un caballerete, nacido por supuesto en el riñón de Montevideo, naufragó en St. Thomas, y vino a New York a pedirme ayuda. Otro montevideano, que no sabe hablar español, tuvo la desgracia de que le robasen la valija con todos sus haberes en una pícara cuidad del Sur, y mientras recibe el dinero que ha pedido a Junin, también solicita la ayuda consular. Y un irlandés, regocijado por el whisky, vino a vender jabón, y (no se asuste, que es sólo un medio pliego) a contarme que estuvo por la bandera blanca y azul, y que vio matar a Flores. Le compré un jabón.


A Farini ya le escribí tiempo ha, primero para hacer las paces, y después para decirle que Mora no hace, por respetos artísticos, ampliaciones, sino retratos directos, y si nuestro don Carlos quiere flores, tendrán que ser en creyón y de $70. De Farini me dio noticias aquel Long, que vino ayer hecho otro hombre, como si fuera verdad lo que he leído en Bulwer y en Arsene Houssaye, que el hombre se renueva enteramente cada siete años; a él le ha debido caer en este año la época de la renovación. Dice que Farini, bueno como siempre, es todo cuello; que no apea la gravedad; que tiene un soberano almacén nuevo en la calle de las Piedras. Ya queda dicho que estoy leyendo a Houssaye, en Las Confesiones. que por el primer tomo no valen la pena; pero ¿y Mis Memorias de Dumas? y ediciones pobres del Odeón, de poetas y de historiadores. Thierry, Mignet, Guizot -que he de irle pidiendo. ¿Por que no me manda dos o tres catálogos de librerías baratas? Tan mal me quiere ya que no me ha querido mandar "La Terre" y en todo un mes en justísimo castigo, sólo guarda para mi los dos Fígaros últimos que encuentra a mano. Allá van hoy Puck y Judge.


Quiero acabar en el medio pliego. No van francos porque septiembre fue, más infeliz! Octubre va bien, y lo resarcirá. Ambos irán juntos en los primeros días del mes próximo. Cariños grandes a todos. Que Marion y su padre estén, como espero, muy contentos. Y que usted no me miente en su afecto las irregularidades de mis cartas. Suyo


Martí




José Martí
| Obras Literarias | Breve Cronología | Bibliografía |
| Enrique Estrázulas | Epistolario |

| Literatura Cubana | Autores Cubanos |
| Literatura Hispanoamericana |
| Detalles de nuestra literatura | Damisela.com |


Gracias por visitarnos


Última Revisión: 1 de Septiembre del 2007
Todos los Derechos Reservados

Copyright © 2007 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez and its licensors
All rights reserved