| (Soneto escrito en una tarde tempestuosa) |
¡Del huracán espíritu potente, |
| rudo como la pena que me agita! |
| ¡Ven, con el tuyo mi furor excita! |
| ¡Ven con tu aliento a enardecer mi mente! |
¡Que zumbe el rayo y con fragor reviente, |
| mientras -cual a hoja seca o flor marchita- |
| tu fuerte soplo al roble precipita |
| roto y deshecho al bramador torrente! |
Del alma que te invoca y acompaña, |
| envidiando tu fuerza destructora, |
| lanza a la par la confusión extraña. |
¡Ven... al dolor que insano la devora |
| haz suceder tu poderosa saña, |
| y el llanto seca que cobarde llora! |